Archivo de la categoría: Playa Baracoa

La otra Baracoa de Cuba (II)

A menos de ocho kilómetros de la ciudad de La Habana, este pequeño pueblo de pescadores, trabajadores y hombres y mujeres de campo, vive de lo que regala la cercanía al mar. Así como del atractivo turístico en época de verano ante el Sol abrasador de Cuba, razón por la cual desde hace uno años se rescata el espacio que antaño era parte del mar y la mano del hombre hizo suya.

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Más pequeño que el malecón de La Habana, Playa Baracoa también tiene el suyo.

 

La brisa del mar invita, pese al calor, a recorrer sus calles en familia.

 

En el pueblo antes había incluso una salina, que hoy es solo una laguna.

 

Si bien el mar está presente en los baracoenses, muchos de sus habitantes tienen sus propias huertas, cría de animales y hasta de caballos.

 

 

 

Como en toda Cuba, el puerco asado marca las fiestas por el nuevo año.

 

Otra tradición de la isla es la quema de muñecos para, según cuentan, llevarse todo lo malo del año pasado con el fuego y llegar al nuevo con energías positivas y renovadas.

 

 

 

La otra Baracoa de Cuba (I)

Decir Baracoa en Cuba, es referirse a una de las primeras villas fundadas por los españoles en el archipiélago caribeño allá por 1511. Aquella sigue en pie en el oriente cubano, pero en el occidente del país, en el municipio Bauta de la provincia de Artemisa, hay un pueblo de mismo nombre, aunque de historia más reciente: Playa Baracoa.
En Playa Baracoa confluye el mar y el río de manera determinante para sus pobladores.

Playa Baracoa

Desde bien temprano los pescadores preparan sus barcos.

Playa Baracoa

Cada barco tiene el nombre de una ciudad, persona o santo.

Playa Baracoa

El pescado se puede comprar en la pescadería o directamente a los pescadores.

Playa Baracoa

Si bien hay casas cerca del mar, la nueva política busca rescatar las costas.

Playa Baracoa

Con este objetivo se han destruido algunas viviendas y negocios cercanos al mar…

Playa Baracoa

…e incluso carreteras.

Playa Baracoa

Rescatar la belleza y pureza de las playas, es una política a nivel nacional.

Playa Baracoa

En el pueblo hay un centro de acopio y reconocimiento de especies marinas.

Playa Baracoa

Distintos tipos de cangrejos se pueden ver en sus playas y arrecifes.

Playa Baracoa

Playa Baracoa, la otra de #Cuba

Como ya deben saber, por las muchas veces que lo repito y con total orgullo, soy de un pueblo a las afueras de La Habana, perteneciente al municipio Bauta. Siempre ha existido el debate de sí es o no de la capital cubana, pero lo cierto es que hoy se encuentra en los límites geográficos de la nueva provincia de Artemisa.

Más allá de la geografía cubana nos encontramos muchísimos baracoenses -esa es otra, no somos de la Baracoa del Oriente de la isla-, que continuamos añorando cada sitio del pueblo. Cuando vivíamos allá, al menos yo, añoraba estudiar en la capital para no ver Playa Baracoa en toda la semana. Luego se extrañaba. Hoy, del otro lado del Océano Atlántico, no veo la hora de volver a mi casa aunque sea por una semana.

Por eso, para compartir mis ansias de Playa Baracoa y no sufrirla yo solo he creado una página en Facebook, así un espacio en este mismo blog para reunir cuánto se dice en la web sobre ese terruño cubano. En la red social por excelencia ya existía un grupo creado por una europea, pero mientras más mejor.

Gracias a las nuevas tecnologías he dado nuevamente con una gran amiga, que como ya anuncié en la página, compartirá la batuta de esta página conmigo. No obstante, cualquiera que sea de Playa Baracoa o no, que la haya visitado y se quedó enamorado como nosotros de ella puede compartir cuánto quiera en el Facebook.

Nos vemos caminando por Playa Baracoa o nos damos la mano en Facebook. Estamos lejos, pero también tenemos allá a muchos como Danay Galletti Hernández:

p style=»text-align: justify;»>El idilio por el pequeño terruño que agrupa a cubanos presentes y ausentes en numerosos parajes y que recibe por nombre Playa Baracoa también se reparte en la web. Estoy sorprendida y más que eso entusiasmada de comprobar que somos muchos a distintos niveles quienes sentimos nuestro pueblito de pescadores como cuna y sepultura de nuestros sueños, aspiraciones y logros.

Porque somos, los nacidos en esa franjita al norte de La Habana, como una eterna y cómplice cofradía legendaria, como aquellos estudiantes que recuerdan con simpatía el grupo de amistades o el centro educacional donde estudió y se reúnen con sus conocidos, para dialogar sobre sus proyectos, los hijos, las canas indetenibles… pero siempre, siempre terminan hablando de sus días en ese lugar. Así sucede con Playa Baracoa.

Claro que como todo pueblo que se respete carga con la ancestral reputación de “pueblo chiquito infierno grande” por aquello de que la vida de los otros es el periódico diario de los “avezados curiosos” y no es difícil mantenerse informado de los novios de fulana, de lo que vino a la bodega, de los detalles de la repartición de teléfonos— que es la noticia más fresca y el comentario generalizado hasta en la 420— en fin de cosas que a veces a usted no le importan pero que de todas formas escucha y se interesa por el transcurso o las consecuencias de las mismas después de pasado un tiempo.

Pero hasta los foráneos se enamoran de sus atardeceres naranjas y de esa particularidad que siempre caracteriza a los sitios pequeños, dueños de alguna magia natural que el tiempo no corrompe ni borra. El propósito de esta página que tengo el gran honor de compartir con uno de mis amigos entrañables, también baracoense, es establecer un diálogo vivaz con los protagonistas de innumerables historias pasadas o presentes en cada rinconcito de esa playa o mejor de nuestra playa…Puesto que todavía vivo allí no tengan pena de preguntar, compartir historias y fotos con esta página porque dentro de nuestras posibilidades intentaremos complacerlos. Gracias por escogernos…

Patrona de Cuba en Playa Baracoa

La Virgen de la Caridad del Cobre continúa su peregrinación por Cuba y en esta última etapa recorrerá sitios de la La Habana, comenzando hoy por Playa Baracoa. Para quien no es cubano, Baracoa le puede sonar al oriental municipio de Guantánamo, pero no, esta es la del occidente de mi tierra, cerca de la capital y últimamente conocida por la Escuela Latinoamericana de Medicina.

Estas fotos son de la llegada al pueblo, no son de mucha calidad, pero guardan el valor de quien cree en la Patrona de Cuba y honra su gloria sea de cualquier religión o pensamiento político, espero las disfruten. Según me envíen, publicaré más instantáneas de este evento único en la isla.

Mi madre es la fotógrafa y según me cuenta una amiga por poco se cae llorando, otra llegó hasta orinarse encima. «QUE EMOCIÓN ES LO MAS BELLO QUE TE PUEDAS IMAGINAR», me dice en el correo y así lo creo, los creemos todos los que estamos fuera.

MÁS FOTOS EN NUESTROS ÁLBUMES DE PICASA

 

 

 

 

 

 

Verano con el PEZ, a la playa con el LEÓN

Desde el pasado 23 de mayo una nueva nota informativa del Acuario Nacional de Cuba respecto al Pez León, tranquiliza a los cubanos con respecto a la supuesta amenaza que este animalito marino suponía para el ser humano. A mí me llego con cierto nivel de atraso –una semana sin conexión en casa es suficiente para estar más tras que los cordales-, pero igual quiero compartirla con ustedes.
Precisamente ayer me di mi primer chapuzón en la playa de esta temporada veraniega que ya está a las puertas, no sé si por capricho o para demostrarle a algunos que el tal Pez León, puede estar ahí, pero no es necesario que nos haga daño, siempre y cuando no perturbes su tranquilidad. Supongo que así somos todos, vivimos en paz hasta que alguien rompe nuestro momento de serenidad. No obstante, me bañé con mis dos hermanos en plan de seis ojos velan más que dos, por si los leones, acuérdense que vivo en Playa Baracoa, zona de provincia La Habana donde supuestamente ocurrió la muerte de una persona.
Rumores falsos, vuelve a aseverar el Acuario Nacional de Cuba, a lo cual agrega que tampoco es cierto el actual comentario de tiburones acercándose a las costas cubanas huyendo del derrame de petróleo. Los cubanos tenemos la facilidad de correr la bola con más facilidad que cualquier medio oficial.
Según esta nueva nota, a la lista de acciones sin “carácter oficial” se agregan las de Playa de Calle 70 en Municipio Playa con “Bandera Roja” sin que nadie pudiera explicar el porqué, la playa del poblado de Santa fe, en Ciudad de la Habana y el reporte de cierre de las playas de Boca de Mariel y de Banes en el Municipio Mariel.
“Para cualquier cubano ya es habitual convivir durante sus baños de mar con especies como el RASCASIO, LOS ERIZOS NEGROS y EL CORAL DE FUEGO, todas peligrosas pero sin efectos mayores. ESE ES TAMBIÉN EL CASO DEL PEZ LEON!!!! quien sin embargo, por ser una nueva especie en nuestras aguas resulta inquietante.”
Por ello los cubanos debemos saber que:
El Pez León (Pterois volitans)… posee espinas venenosas, cuyo efecto se mantiene activo aproximadamente hasta 30 minutos luego de la muerte del animal. Una pinchadura con este pez raramente es mortal. Lo más común es un fuerte dolor en la zona afectada, aunque en dependencia de la parte del cuerpo donde ocurra, el estado de salud y la edad de la persona, la profundidad de la lesión y el tamaño del pez, pudieran sentirse otros síntomas secundarios más severos. La posibilidad real de que la persona muera es sumamente baja y sería el resultado de una reacción alérgica severa propia de la persona ante el veneno, un pinchazo en una zona de riesgo o una lesión mal atendida que derive en otras complicaciones.
“Esta especie no se considera agresiva con respecto al ser humano. Todos los registros obtenidos por el Acuario Nacional de Cuba de accidentes con este pez en nuestro país han sido provocados por una inadecuada manipulación luego de ser capturado o por imprudencia en la operación. Hasta el momento no se ha reportado de forma oficial a ninguna persona herida por un verdadero “ataque” del Pez León. Por lo tanto, al igual que con el RASCASIO, LOS ERIZOS NEGROS y EL CORAL DE FUEGO se recomienda no invadir su territorio ni tratar de tocarlo.”
“Esta especie vive asociada a refugios (piedras, arrecifes, cuevas, muelles, objetos sumergidos) por lo que es muy poco probable encontrarla en fondos arenosos de playas. Se recomienda preferiblemente el baño en zonas con fondo de arena y limpio y si se baña en zonas de costa rocosa, debe tener la misma precaución que tiene ante peces rascacios, levisas, rayas y erizos, organismos igualmente venenosos que el pez león. Reiteramos, estas especies han compartido con los bañistas nuestras costas desde siempre y realmente el número de accidentes ha sido bajo y ocasional.”
“El Acuario Nacional reitera que no existe razón alguna vinculada al Pez León que pueda determinar la decisión de prohibir el baño en ninguna zona del País, no ya en Ciudad de la Habana o la Habana.” Además, “solicita la cooperación de la Defensa Civil así como de los Órganos del Gobierno y los medios de comunicación, a fin de que se tomen las medidas necesarias para que estos asuntos se aclaren a la mayor brevedad y evitar no solo acciones individuales no autorizadas sino además totalmente carentes de elementos que la apoyen.”
Para mayor información visite el sitio web del Acuario Nacional de Cuba o consulte en este mismo blog el post Pez León ronda aguas cubanas

Playa Baracoa: costa de ensueño habanera

En muchas ocasiones me he propuesto escribir algo sobre mi pueblo, Playa Baracoa, pero todo se ha quedado en ideas sin concretar. Es una suerte para mí y también una alegría inmensa que una amiga de hace muchísimo tiempo e historias incluidas, se decidiera a escribir sobre nuestro terruño, confundido siempre con la primerísima villa de Cuba, la oriental Baracoa, pero que no, no estamos tan lejos, ni cogemos avión para llegar a la capital.
Estamos en la provincia de La Habana, cerquita de la Escuela Latinoamericana, por Santa Fé, antes del Mariel, son muchas las referencias dadas, pero nunca nadie sabe; solo te dicen impresionados, los que algunas vez se aventuraron a estos parajes: ¡pero eso está lejísimo! Y sí, está bien lejos, en ocasiones ni aparecemos en los mapas, sino fuera por el aeropuerto, seríamos tierra de nadie; no obstante, existimos y agradezco muchísimo haber nacido en Playa Baracoa. Pero no quiero hablar yo, dejemos a mi amiga Danay Galletti Hernández con sus historias de esta costa de ensueño habanera.
Semidesnuda recorrí por primera vez las calles de mi pueblo. Pequeñas y estrechas por más señas, se presentaban ante mí como imponentes avenidas atestadas de automóviles. La realidad es que salvo unas cuantas bicicletas y algunos coches impulsados por caballos, ningún otro vehículo se aventuraba a transitar por ellas.
El viento saludable, el constante olor a jazmines y el sonido del mar acompañaron mi niñez en ese lugar de ensueño. No puedo olvidar los veranos en la playa, las fiestas tradicionales y los cuentos de misterio sobre casas embrujadas. Tampoco a esos amigos que nos acompañan desde que andamos en pañales y para toda la vida.
La casa de aquel señor millonario que viajó con su hija Anita al Triunfo de la Revolución fue mi primera escuela. Aunque el bullicio de los niños era ensordecedor, en el último balcón de la residencia el sosiego, el canto de los pájaros en primavera y la pureza del aire eran habitantes perennes.
Sentadita en los pies de mi padre escuchaba sus innumerables historias sobre Playa Baracoa: el gran muro que dividía la playa para no permitir gozar a los pobres de sus bondades, el barcito con su vitrola que devino más tarde en bodega y ahora es una montaña de escombros, y las pintorescas casitas de los pescadores que bordeaban toda la costa.
El trocito de malecón, copia fiel en miniatura del capitalino, ha sido testigo de amores clandestinos, locuras fortuitas y reuniones de amigos, sobre todo en la época de los apagones prolongados. Cada piedra que conforma su arquitectura recoge la impronta de los seres intemporales de nuestro pasado y presente.
Las ruinas de mansiones son para muchos testigos indiscutibles del transcurso del tiempo y del paso vertiginoso de las olas. Imaginar qué hombres milenarios habitaron las vetustas edificaciones es uno de los placeres juveniles en las noches de verano.
Otro de los sitios emblemáticos lo constituye la parada de la 420. Cual diosa griega es adorada a cada instante por quienes, cansados de su vida pueblerina, deciden trasladarse a la ciudad por uno u otro motivo. A decir verdad todos los problemas burocráticos, de salud o de cualquier índole tienen necesariamente que ser solucionados fuera de este territorio.
Dos ríos limitan nuestra geografía, el Santa Ana y el Baracoa. Ningún coterráneo se ha resistido a sumergirse en sus “cristalinas” aguas, aunque para ello tengan ante sí el desafío de un majestuoso puente, reconstruido hace algunos años. Y ni hablar de los intrépidos que en más de una ocasión se han lanzado de este puente con ansias de ver, en lo profundo de sus aguas, la belleza antaña de estas corrientes, único pretexto para experimentar el peligro de la caída.
No es un pueblo mágico en el sentido literal de la palabra, pero una vez que estás en él no puedes resistirte a su embrujo. Si vienes de visita prometes volver pronto y si te mudas nunca piensas en abandonarlo. Hay tanta paz en Playa Baracoa, que la estancia se hace eterna en esta costa habanera.